Con el sabor innegable de una derrota histórica de los Estados Unidos y de Israel en Egipto, al margen de las ulterioridades, vuelve a ponerse a la orden del día la cuestión de la intromisión del imperio en todo el mundo.
Una razón de peso es la profunda

Por eso, además de otras razones, su visita a la región, Chile, El Salvador y Brasil, tiene como propósito ofertar millones de dólares en armamentos. Si agregamos la vigencia de la Cuarta Flota en todo el continente, el impulso a los golpes de Estado en la región, el aliento a las fuerzas de derechas en cada país, el desembarco en Costa Rica y en Haití y así de seguido, no es para menos, los perplejos y preocupados debemos ser los argentinos y no los funcionarios norteamericanos, con el señor Valenzuela y la embajadora Martínez a la cabeza, a raíz de la llegada del boeing de la Fuerza Aérea estadounidense C 17 Globemaster III al aeropuerto internacional de Ezeiza.
Los acuerdos de entrenamiento policial en El Salvador para la policía macrista, el adiestramiento sistemático y las maniobras conjuntas de fuerzas militares por parte del ejército yanqui, la formación antiterrorista de las policías locales, no son otra cosa que intromisiones lisas y llanas en la soberanía nacional.
Por indicación de la presidenta Fernández, la Cancillería entregó una nota de protesta por el conflicto diplomático exigiendo al gobierno de Obama que colabore en la investigación del hecho. Por supuesto, políticos oportunistas y genuflexos, desde De Narváez a Stolbizer, ex funcionarios y especialistas diplomáticos de distinta calaña, los grandes diarios, reclaman buenos modales del gobierno argentino para con los Estados Unidos, adoptando el punto de vista de ese país, aportando de este modo al operativo caos, que adquiere cada vez distintos matices.
Los funcionarios norteamericanos con el correr de

Cristina Fernández por su parte reiteró que Argentina busca incorporarse al mundo con dignidad.
Para concretar este objetivo, es necesario acabar con las operaciones encubiertas que facilita la llamada Ley Antiterrorista, aprobada en 2007, de modo peligroso e irreflexivo por ambas cámaras legislativas, a instancias en toda la región del gobierno norteamericano, y que modificó el Código Penal y adhirió al Gafi (Grupo de Acción Financiera Internacional). Y hay que tomárselo en serio.
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