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POR MAÑANAS DE SOL Y SOCIALISMO
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miércoles, 16 de febrero de 2011

El campo de la Mesa de Enlace

Trabajo esclavo, contaminación y multinacionales, por Rafael Villarreal, responsable agrario del PC


Hasta que estalló el conflicto por la 125, el campo era la tierra donde crecían los cultivos, pero a partir de allí los multimedios le impusieron otro sentido a las palabras. El campo eran todos los sectores relacionados directa o in
directamente a la producción agropecuaria del país representados por la “Mesa de Enlace” que proclama, con doble sentido, “el campo somos todos”, o sea, todos los que tienen que ver con la producción agropecuaria, los pueblos del interior, las provincias; el país federal al que “el campo” garantiza los alimentos y el trabajo, según la Mesa.


La Mesa encabezó la lucha “contra el saqueo del gobierno a tráves de las retenciones”. Decir campo o Mesa de Enlace, era como decir Patria y patriotas. Por ello, la derecha política se encolumnó y los acompañó en su marcha hacía Palermo, el santuario de la oligarquía terrateniente, donde tantos gobiernos rindieron cuentas. Cuando impusieron la terminología “el campo”, lo hicieron para emblocar a distintos sectores y para que no se entienda la esencia del conflicto. Además, si el campo era uno solo, el mensaje debía ser único y homogéneo. De este modo la Mesa se utilizó como un valioso instrumento para desgastar y desestabilizar al gobierno y crear las condiciones para la vuelta de la derecha al gobierno. La Mesa es un matrimonio por conveniencia de ciertos dirigentes a quienes les cuesta más divorciarse de la Sociedad Rural que de las bases de sus organizaciones.


Y volvieron a rendirle culto cuando en el 2011 la Mesa lanzó un nuevo paro político-mediático de comercialización. Señalaron que fue un éxito porque volvieron a instalarse en la agenda política y que son un ejemplo ya que, aunque con diferencias, marchan juntos.


Pero durante ese mismo paro, cuando la Federación Agraria protesta ante las intalaciones de Cargill en Rosario, ningún dirigente acompañó la acción.
Eduardo Buzzi hizo equilibrios, pero la argumentación la dio Héctor Huergo en Clarín Rural el 18 de enero, “para los productores la percepción fue que los exportadores y los molinos se hicieron una fiesta (...) habrá quién efectivamente aprovechó las ventajas del modelo, pero la realidad es que aquí no hubo fiesta para nadie”.


Por otra parte, para Biolcati el tema del trabajo esclavo se ventila para embarrar la cancha, cuando son las patronales agrarias las que embarran la cancha de los trabajadores rurales basándose en una ley de la dictadura, con la complicidad y colaboración de Venegas de Uatre, mediante el Renatre (ente encargado de controlar las condiciones de trabajo). El control es a favor de los agronegocios y las trasnacionales y, además, ahora tercerizaron la tarea contratando los servicios de la empresa Gregard, vinculada a Duhalde. Los resultados están a la vista: más del setenta por ciento del trabajo rural esta fuera de la ley, en condiciones de esclavitud y no solo en las empresas líderes.


Desde que se conformó la Mesa fue claro que todo se concentró en la defensa de la renta extraordinaria, la eliminación de las retenciones y una mayor explotación de los trabajadores. Así se fue dejando de lado el reclamo de segmentar las retenciones, de una ley de arrendamientos que ponga límites a los pooles de los agronegocios, a los reclamos contra la extrenjerización de la tierra, etcétera.


Cabría decir parafraseando a la Mesa de Enlace “el campo somos todos”, pero la mesa “defiende a los que más tienen”. Por esto resulta inadmisible que el gobierno favorezca a las cooperativas de la Federación Agraria con la venta de 500.000 tn de trigo.


Entre el 2 y el 5 de marzo se realizará en Baradero la Expoagro, la mega muestra del campo argentino, antes Expochacra, que Clarín, La Nación y los agronegocios unificaron todo su poder en ella, donde “estará la Argentina que mira hacia afuera”.


Las empresas líderes Bast, Pioneer, Dupont, Bunge, Nidera, Monsanto, Cargill y otras, no sólo no tendrán que dar explicaciones sobre el trabajo esclavo, la evasión impositiva, la triangulación de exportaciones, las consecuencias de la fumigación con glifosato en torno de los pueblos, sino que serán las estrellas de la muestra.


Estarán allí como “empresas líderes a las que les interesa el país y trabajan por él” y allí estarán la Mesa de Enlace, Venegas, los Macri, Sanz, Carrió, abanderada de las retenciones cero y de Clarín y La Nación porque “son el país” y seguramente estará Duhalde, para reiterar que estamos en una preanarquía, que hay que reprimir y poner orden, dar garantías a los inversores y recortar el poder del sindicalismo. Para esa política se postula como el presidente del orden, en medio de las denuncias sobre el trabajo esclavo y fraude impositivo de grandes empresas. En la Expo no estará el campo de los que producen el grueso de los alimentos, los que no aparecen en Clarín, los obreros rurales, los campesinos, los pueblos originarios, los pequeños productores, las organizaciones agrarias del campo popular.


En definitiva, los que avanzan en su coordinación y articulación, repudian el trabajo esclavo y luchan por un nuevo estatuto del peón que reemplace la ley de la dictadura, los que luchan contra los desalojos y por los derechos de los pueblos originarios, en defensa del medio ambiente, los derechos humanos, la recreación de la Junta Nacional de Granos y el impulso a la realización de un gran debate nacional para el logro de un cambio imprescindible, la construcción de la más amplia unidad de las organizaciones campesinas y del campo popular.

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